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Convengamos una cosa; viajar es muy diferente que estar de vacaciones. Las vacaciones son para relajarte, para darte esos lujillos que te mereces después de haber trabajando como burro durante un año para descansar apenas 15 días.
Por el contrario, cuando viajas por un tiempo extendido (varios meses) tienes que sacrificar comodidad a cambio de kilómetros… ¡no te asustes! no es que tengas que dormir en una cama llena de chinches en la calle más peligrosa del Bronx, existen muchas maneras de viajar “casi gratis” y hoy quiero compartirlas contigo.
Cuando viajo mi objetivo es uno solo; conocer más por menos. Con el tiempo descubrí que ahorrar en algunas cosillas fundamentales me evitarían la banca rota, y de paso seguiría viajando. Mantén siempre un ojo en tus finanzas, pero no te vuelvas loco por el ahorro tampoco.
A veces debes darte algún lujillo ¡cómo no hacerlo! un viaje por Tailandia no es lo mismo sin un masaje tailandés o visitar Praga no es lo mismo si no te tomas una (o muchas) cervezas frente al reloj astronómico en la plaza del pueblo viejo.
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Vamos por esos consejos ¡toma nota!
Ahorrar en alojamiento es la clave
Internet es una herramienta fabulosa para buscar oportunidades de ahorrar en alojamiento.
Puedes dormir en dormitorios compartidos en hostales por ejemplo, o si te toca hacer un trayecto de más de 6 horas puedes hacerlo en bus de noche, te ahorrarás una noche de alojamiento mientras duermes en el bus. Generalmente los dormitorios compartidos no cuestan más de 10 dólares por noche, y en países baratos como Vietnam un dormitorio no pasa de los 5 dólares por noche.
Si se trata de no pagar alojamiento, oportunidades como trabajos voluntarios son la nueva moda en el mundo mochilero. Sitios web como helpx, wwoofing y work away ofrecen básicamente lo mismo; trabajar a cambio de tu alojamiento y comida. Por unas horas de trabajo al día en la recepción de un hotel, ordeñando una vaca o cuidando alpacas (¡no será que lo habré hecho!) recibirás alojamiento y comida.
Además de ahorrar dinero, ganarás muchísimos amigos y descubrirás a nivel local y de primera fuente cómo la gente vive en ese país donde tú eres un pasajero en tránsito.
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Durante mi viaje por carretera alrededor de las provincias de Alberta y la Columbia Británica en Canadá paré dos veces para realizar trabajos voluntarios. Durante dos semanas alimenté a las alpacas de Wilderness Alpacas en Calgary, y luego en Good Notes Comunity Farm, Edmonton me tocó ordeñar a la Vicky (la vaca de la comunidad) y plantar cebollas. Durante esas semanas haciendo voluntariado no gasté ni un centavo, mis anfitriones proveyeron todo lo necesario, una cómoda cama, comidas y bebidas. En México, paré dos semanas en un hotel en la costa maya de Mahahual, donde trabajé limpiando la playa y en la recepción, la historia es la misma, mi único gasto fueron gustillos como las deliciosas nieves de coco y alguno que otro mango (bueno piñas coladas y una que otra cervecita …)
Existe otra posibilidad cada día más extendida y es el couchsurfing; una comunidad global de viajeros que ofrecen sus sillones a personas que quieren vivir una experiencia local. En pocas palabras, alguien pone a disposición su sillón y tiempo para ti, sin esperar ningún pago a cambio. Suena como un sueño hecho realidad, y lo es! Vasha me alojó en su departamento de Auckland, Nueva Zelanda cuando me marché de Chile, y fue tan genial la experiencia que no dudé en seguir utilizando el sitio web para futuros viajes. He sido “surfer” o invitada en sillones de maravillosas personas en Malasia, Francia, España, Canadá y México. Cada uno de mis anfitriones se pasó, además de darme los mejores consejos de viajes (donde comer, qué lugares visitar, etc) me alojé con gente local que quiso compartir su tiempo y mostrarme lo mejor de su ciudad…Suena bien no?
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Por último, ahorra dinero en gastos innecesarios como regalos o souvenirs. Ocupan espacio en tu maleta y tus padres estarán más agradecidos con las postales que les envíes desde alguna parte del mundo, que con un llavero. Olvídate de restaurantes caros y lujosos, la verdadera riqueza gastronómica de un país está en sus calles; en la viejecita que vende tamales en la calzada del fraile en Valladolid, en los pad-thais de la calle Kao San de Bangkok o en los paninis y crepes en el barrio de Moulin Rouge de Paris.
Ya sabes el secreto, no pierdas un días más sufriendo porque no puedes viajar ¡vence el miedo de la comodidad y prepara las maletas!
Buenos viajes para tod@s!
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Viajar para trabajar… quién lo diría.
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