Si buscas lo que buscas es pasear por un sugestivo pasado que está presente en un tren contemporáneo y vivir experiencias alrededor del placer de mirar, escuchar, oler, tocar y gustar. Si deseas dejar que el tiempo fluya en la cadencia de un suave traqueteo, que nos hace avanzar descubriendo nuevas experiencias y sensaciones…..esto y más lo encontrarás en el Tren Transcantábrico Clásico.
El Transcantábrico incluye a su vez 24 cabinas totalmente equipadas, unas rutas magistrales y espléndidas, una tripulación excelente totalmente a tu servicio. También cuenta con una gastronomía fuera de serie, y todo esto apoyado por un equipo de gente que está de tras del telón, dentro o fuera del tren, con el único fin de conseguir que vivas un viaje inolvidable.
El Transcantábrico nació como fruto de un sueño hace más de 30 años, con la intención de crear el primer tren turístico de España. Tras sucesivas transformaciones y mejoras, hoy es un singular y auténtico hotel sobre rieles en dos versiones, el Clásico con 24 junior suite estándar y el Transcantábrico de lujo con tan solo 12 suites con todas las amenidades.
Yo creo que sea en cualquiera de las 2 versiones, todo se combina al decidir abordarlo. Aunque el de lujo sea el doble de espacio dentro de sus suites y sea más suntuoso y distinguido en lo general, ambos transitan por la España verde, por la célebre cornisa de España, por las mismas vías métricas estrechas, con una atención esmerada y personalizada Durante tu estadía en el tren debes estar con las papilas gustativas prestas para apreciar los mejores platillos que has ingerido alguna vez. Tendrás guías cuatrilingües excelentes y visitas que te llevarán varias horas del día. Comerás en los mejores Paradores y restaurantes, harás nuevos amigos fácilmente. Las vistas cuando el tren está en movimiento te ofrecen poder observar el despertar de los campos, extraordinarios espectáculos de túneles sinuosos, puentes que parecen imaginarios. Dichas imágenes han quedado grabadas en mi retina de manera inconsciente.
Solo recuerdo cuando era adolescente y un compañero de la prepa con posibilidades me invitaba frecuentemente a su casa para gozar del contacto con el tren Lionel, el gran sueño, corriendo sobre sus hilos de plata, con máquina de vapor, humo blanco, su sonido inconfundible y su característico pitido de la locomotora justo antes de ponerse en marcha, instalado en una recamara completa… Y yo me decía que algún día en lo futuro haré muchos viajes en persona surcando a través de los rieles y estar al contacto con todo lo que evolucionará y ahora veo esa gran realidad.
Este viaje me recordó la relación con los trenes. Recordé que después del regreso de mi padre a casa por la noche, el gran festín era que abordáramos en la estación viaducto de la Ciudad de México y unos subíamos juntos en un tranvía, solo los dos, hacia Xochimilco y viceversa por espacio de una hora. La mayor parte del tiempo que compartíamos durante el viaje lo hacíamos s en silencio, con un mutismo absoluto, uno al lado del otro. Ambos éramos cómplices de nuestra gran comunicación, escuchando solamente el traquetear del tren sobre las vías a una velocidad moderada, mientras observábamos un magnífico espectáculo de luces y sombras a través de las ventanas. Ojalá que tenga la oportunidad de realizar un viaje similar con mis hijos y con mis nietos.
Viajar por el Transcantábrico, es un viaje emocionante y llenos de sorpresas. Los invito a que sean protagonistas de esta gran experiencia. No olvides que el tren ha estado presente en muchas novelas que nacen, crecen, se reproducen y siguen siendo fuente de inspiración entre las ruedas de hierro del tren.
Por eso también el Transcantábrico forma parte ya de la historia de los grandes ferrocarriles en el mundo. Quién no ha visto al menos alguna de esas grandes películas filmadas sobre el Orient express o sobre la conquista del oeste americano (filmes en los que los carros de ferrocarril son parte fundamental de la trama). Recuerda que varios guiones de películas extraordinarias han sido inspirados en los trenes. Una de las célebres novelas de Agatha Christie, tuvo como escenario principal para su realización, los vagones del tren.
Yo porque no se dibujar, pero díganme: ¿quién de nosotros no dibujó con mano de niño un tren que cruzaba extensas praderas? Bueno, hoy el tren ya no echa humo, la electrificación de sus máquinas tractoras lo ha convertido en un medio de transporte limpio, seguro, y perfecto para nuestros viajes.
El Transcantábrico y la experiencia de haber estado dentro de su expedición, seguirán alimentando aventuras en el espacio íntimo de mis recuerdos y mis lugares imaginarios. Los invito a viajar sobre las ruedas del tren, seguramente dicha imagen también forma parte de alguno de tus sueños más recónditos.
Avanti se dice “Adelante” en Italia
Para encontrar itinerarios y demás Info:
www.renfe.com/trenesturisticos