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Emprendimos este viaje con mucha emoción, bien acompañados de todos los que nos aman y llenos de buenos deseos y palabras en donde las mas repetidas eran: “Disfruten, vivan al máximo, éxito, cuídense mucho, no dejen de hacer nada, de probar nada, llénense de experiencias para después venir a compartirlas con nosotros, los queremos…” Que mas podía yo pedir? Estaba a mis 27 años con la mochila puesta en la espalda cargada de buenos deseos, con todos los gadgets que pudiésemos llegar a necesitar en el camino, revisada por mis doctores y en perfecta salud y a punto de salir de la casa junto a mi compañero de viaje quien después de esta grandiosa experiencia se convirtió en mi compañero de vida, quien traía una mochila igual puesta, listo para irse a comer el mundo junto conmigo, emocionado y ansioso de lo que íbamos a encontrar, pero en definitiva ambos decididos que era lo único que podríamos estar haciendo en ese momento.

 

Volamos a Chetumal, recorrimos recovecos espectaculares de ese lado de la Riviera Maya y en el camino se nos cruzaron unos maravillosos personajes, con mucha energía, después de una semana viajamos a Cuba por dos locas, intensas, desafiantes, interesantes, divertidas y agotadoras semanas para después visitar Perú donde aprendimos que a pesar que uno decide hacer planes a veces las decisiones las toma el contexto, y así fue, pues pensábamos quedarnos tres semanas y de pronto llevábamos cinco semanas en El Perú y aun así sintiendo que nos restaba todo el país por recorrer y sabiendo que algún día volveremos… Siguió Bolivia con sus majestuosas sorpresas naturales, que no se si están escondidas a propósito o debido al desarrollo de la sociedad y el país, y finalmente entramos a Argentina por el Norte en donde entre cerros de muchos colores y viñedos llegamos finalmente a Buenos Aires…

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No quiero entrar en mucho detalle de todo lo que fue el viaje pues eso ya esta en algunos posts de este sitio, no tantos como quisiera pero pueden leer un poco de estos, lotería, cuba 1, cuba 2, isla del sol (vendrán mas con el tiempo) y no porque no fue grandioso todo lo que vivimos, de hecho podría decir que por mucho se superaron las expectativas que tenía de los lugares que visitamos, no pensé que podría llegar a ver paisajes tan increíbles y conocer gente tan especial, tampoco pensé que mi cuerpo podría llegar tan lejos, ser tan resistente, subir y bajar tantas montañas y disfrutar caminatas tan pero tan largas. No sabía que iba a ser un viaje de tanta fuerza física, tampoco sabía muy bien a donde íbamos ni tampoco tenía un itinerario claro de lo que haríamos todos los días (cosa que ponía muy nerviosos a algunos amigos y a nosotros nos emocionaba mucho), era increíble solo como llegábamos a los lugares, tomábamos los camiones, las combis, los taxis, los aventones y llegábamos, siempre encontramos donde dormir y resolver que comer, y eso era lo mas importante que estaba pasando en nuestra vida en ese momento, no siempre dormimos en los mejores lugares, probablemente hay un par que no quiera ni recordar o tal vez la comida no siempre fue lo mejor, aunque en ese sentido creo que lo logramos bastante bien. La gasolina que daba la incertidumbre del plan del día siguiente, la ansiedad de no querer perderse nada de los lugares visitados y la emoción por seguir en el camino era suficiente para no parar… A veces nos percatábamos que llevábamos una semana sin parar, durmiendo cada día en otro lado y con nuevas experiencias que no habíamos podido siquiera comentar, fotos que no habíamos visto, y parábamos un poco a descansar para seguir mas adelante… No voy a mentir, eso del cansancio acumulado es muy real, de pronto se empieza a guardar una especie de cansancio que se mantiene en un tono leve pero constante en el cuerpo y hay algunos dolores de espalda que empiezan a ser parte del día a día. También habían cosas que comenzaron a tener mucho menos importancia, recuerdo que al empacar mi mochila, creía que la ropa que llevaba era poca, pero al mes de estar viajando hubiera podido sin problema vaciar la mitad de la maleta porque simplemente no eran necesarias tantas cosas, y es que me voy dando cuenta que la cantidad de cosas que necesitamos para vivir se empiezan a reproducir cuando nos dedicamos a una vida estable, no en sentido de critica, pero yo volví de este gran viaje hace un mes y mi mochila que era mi casa y me quedaba grande la cambie por mi casa que ahora siento que me queda chica y mi closet lleno de ropa que siento que no me alcanza y mis amigos que deje emocionada de encontrarlos de vuelta, esos que me desearon toda la suerte, el éxito, la felicidad y el disfrute en mi experiencia, hoy se volvió normal estar de vuelta y las experiencias vividas no han sido prácticamente relatadas, supongo que tal vez no se por donde empezar a contarles…

 

Hay muchos, muchísimos relatos de viajes, pero no veo material publicado acerca de la vuelta de una experiencia así, no encuentro tips en las paginas de viajeros acerca de cómo hacerle para reconectarse en la vida, de como volver a la normalidad, cuando la palabra normalidad se llenó de nuevos significados, no encuentro algo que me diga cómo elaborar el contenido vivido é integrarlo a la vida cotidiana, de cómo pasar de días que ameritaban ser fotografiados en varias ocasiones durante su curso a que pueda pasar una semana completa sin sacar una foto nueva, de cómo responder a la pregunta ¿Cómo te fue?, de cómo sentir el sabor de las cosas aunque no todos los días haya una montaña para escalar y que aun así la vida elegida sea emocionante…

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No, no escribo esto con un carácter dramático o victimario, solo que la vida es tan pero tan rápida que cuando menos me lo espero estoy aquí sentada escribiendo un articulo relacionado con la vuelta de un viaje el cual siento que apenas empecé a planear hace muy poco, y que ahora con toda mi voluntad estoy de vuelta buscando acomodar mi vida de nuevo, encontrar esos espacios para que las conversaciones significativas con mis amigos y familiares existan, de disfrutar mi trabajo y mi profesión y poder volcarle todo lo vivido, de voltear a ver a mi pareja y seguir saboreando este regalote que nos dimos sin sentir la necesidad solo de hablar del futuro si no también de valorar todo lo construido y recorrido, de pertenecer a algo mas grande que yo a nivel país y de continuar con mis proyectos… De todo eso tengo muchas ganas, pensaba sólo que era importante escribir que pasa entre esa última foto del viaje, la emoción de la vuelta y cuando la vuelta ya no es novedad y las raíces de la vida siguen caminando para conectarse a viejos, conocidos y nuevos lugares…

 

A veces pienso que viajar es sólo un pretexto para aprender sobre nosotros mismos y sobre los otros, y que no significa solo ir a conocer lugares y tener nuevos países o lugares conocidos en un mapa pegado en la pared de la casa, es atreverse a alejarse de lo conocido y confortable y a partir de ahí encontrarse con uno mismo, es retarse física y mentalmente y en mi caso fue también retar mi relación de pareja y posicionarla alejada de lo que ya conocíamos y nos salía bien juntos, y gracias a la confianza que me permití tener y a muchas otras cosas, pienso que viajar fue exitoso en ese sentido y en muchos otros…

 

El viaje no empezó el 21 de Julio que es el día que volamos, comenzó desde que lo imaginamos, así como el viaje aun no termina, todavía hay cosas que desempacar y acomodar en su lugar aunque todo en la casa ya este en su sitio y las mochilas estén guardadas en la bodega. Sin prisa espero que todas esas cositas que requieren de acomodo vayan encontrando su espacio y su lugar y que me vayan enviando señales de alerta y una que otra lucecita para saber donde es que quedaron, si no es así ya las iré encontrando en el camino, pero por ahora me voy satisfecha de aquí sabiendo que al escribir y relatar lo sentido esas lucecitas van tomando su lugar…

 

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